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Nos sentimos seguros, aceptados, a menudo atraídos mágicamente por estas nobles criaturas y el mundo siempre está inmediatamente en orden en cuanto estamos cerca de ellas. Quizá seas un amante de los caballos y conozcas bien esta sensación. Pero también es nuestra herencia evolutiva. Nuestro interés por los animales y la naturaleza está profundamente arraigado en nosotros. El caballo ha sido un fiel compañero de los humanos durante miles de años. Tener un caballo tranquilo y relajado junto a nosotros tiene un efecto tranquilizador, nos da sensación de seguridad y reduce el estrés. Científicamente, favorece la liberación de oxitocina, la hormona del vínculo y antagonista del estrés. Tiene el efecto de reducir los niveles de cortisol, la tensión arterial y la frecuencia cardiaca. También garantiza que la persona se sienta segura y dispuesta a abrirse. La presencia del caballo crea así una base ideal para entrar en un proceso de autoconocimiento.
Éste es uno de los grandes valores añadidos que aporta el caballo como entrenador. Otro es que el propio entrenador, a través de la reacción del caballo ante el cliente, tiene un indicador más de lo que está inconscientemente latente y profundamente oculto. Por último, es la reacción del caballo la que proporciona al cliente una visión diferente de su propio comportamiento. La reflexión no sólo permite tomar conciencia, sino también poner a prueba un posible cambio. De este modo, el proceso de cambio está impulsado por la motivación intrínseca, que es el mejor requisito previo posible para un cambio fundamental.
Aquí puedes descubrir cómo puedes integrar el caballo en tu vida de entrenador.
Lo que podemos utilizar en nuestro trabajo con caballos como entrenadores es la necesidad de seguridad del caballo. El factor que ofrece seguridad a un caballo es, sobre todo, la autenticidad. El caballo reconoce en una fracción de segundo si la postura interior y exterior son idénticas. Si aquí hay discrepancias, por ejemplo debido a un aumento de los latidos del corazón o a músculos tensos, un ojo entrenado ya puede reconocerlo en la mínima reacción del caballo.
En combinación con un tema, una interacción específica con el caballo y preguntas reflexivas específicas del entrenador, se puede crear claridad sobre el estado mental actual y los factores estresantes inconscientes. Con la transferencia, es decir, la referencia activa al problema, el caballo apoya al cliente en el proceso paso a paso para volver a revisar los cambios hasta encontrar un cambio coherente y realizable.
El caballo como entrenador sigue siendo un caballo. Y feliz. Ésa es nuestra principal preocupación. Es un caballo al que se le permite satisfacer sus necesidades naturales y al que se utiliza con atención en los encuentros con los humanos. Los caballos que utilizamos tienen todos historias diferentes, todos han sido utilizados en el deporte, estaban acostumbrados a tener una tarea pero también a cumplirla con gran entrega y rendimiento. Ahora sus vidas son diferentes. Llenas de momentos intensos que parecen disfrutar, fortalecidas por su papel de entrenador y demostrando que hay mucho más en ellas de lo que la mayoría de la gente llega a darse cuenta.
Aquí puedes descubrir cómo puedes integrar el caballo en tu vida de entrenador.
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